Rukshin subrayó que las bombas de vacío, a diferencia de las nucleares, no representan peligro para el medio ambiente, pues no provocan la contaminación radiactiva del territorio adyacente. La bomba rusa contiene menos explosivos que su análoga norteamericana (7,1 toneladas contra 8,2), pero la supera cuatro veces en capacidad destructiva y veinte en superficie afectada y crea una temperatura dos veces más alta en el epicentro de la explosión.
Las bombas de vacío son especialmente eficaces en espacios cerrados, como los búnkers, edificios y cuevas, donde crean una gran presión y altísimas temperaturas.
Su capacidad destructiva es similar a la de una bomba nuclear; no produce contaminación radiactiva y el Gobierno ruso ha asegurado que esta prueba no supone el comienzo de una nueva carrera armamentística.
Jennifer Manríquez
S.2
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